Un camino de vida virtuosa, elegida por Dios, para estar al servicio del enfermo

Como Familia Carismática estamos unidos a las Hermanas de la Congregación de Franciscanas Misioneras de la Madre del Divino Pastor por la partida de nuestra querida Madre Catalina, nombre que adoptó en el momento de dar su sí, a la vida religiosa.

Nuestra hermana Esperanza Gómez Rosauro (Catalina), nació en Andújar (Jaén) España en 1927. El Noviciado y la profesión temporal, lo realizó en la Casa Madre, los votos perpetuos en Callao - Perú. Después de tres años en la portería de la Casa Madre, llegó al Perú, en el segundo grupo de hermanas que partieron a esta parte del Continente Americano.

Ejerció su misión como enfermera en los hospitales “Carrión” del Callao y “Santa Rosa” en Lima, destacándose por su dedicación y alegría para mitigar el sufrimiento que conlleva toda enfermedad, atenta y preocupada para brindar lo necesario en tiempos de mucha escasez.

Una vez jubilada del trabajo sanitario, fue destinada a la casa de retiro “Villa Koska” en Huachipa, donde se esmeraba en la atención del comedor, para que los ejercitantes, en tandas muy numerosas se sintieran a gusto. También estuvo en las comunidades de Fila Alta en Jaén, Villa Rica y Oxapampa en Junín.

Los últimos años, los ha pasado en la comunidad de Santa Isabel de Hungría.
Se distinguía por ser una mujer de oración, hasta los últimos días se le vio con el oficio en la mano, rezando con mucha devoción. Esperaba con ansia el encuentro con Jesús Eucaristía.

Nuestra gratitud por siempre, de una manera especial, por las primeras hermanas que, dejando su tierra natal, vinieron al Perú a iniciar la misión en bien de niños, jóvenes, maestros y familias para dejar huellas del carisma, en atención a la salud y educación. Damos gracias a Dios, por ser una religiosa fiel al carisma de nuestra Beata María Ana Mogas, viviendo la espiritualidad franciscana, una religiosa que hizo de la oración su fortaleza de cada día y el anhelar recibir a Jesús Eucaristía como su alimento espiritual, devota de María, Nuestra Pastora, de corazón sencillo que supo dar lo mejor de sí con amor desinteresado y espíritu de servicio.

Nuestra Comunidad Educativa del Colegio “Santa Isabel de Hungría”, expresamos a las Hermanas de la Congregación de FMMDP, nuestras sentidas condolencias por el retorno a la casa del Padre de nuestra querida Madre Catalina, las acompañamos con nuestra oración, y dando gracias a Dios Padre por el don de su vida al servicio del cuidado de la salud, de hacer presente el reino, en la dedicación al enfermo y en cada comunidad de hermanas, que fue bendecida con su presencia, una presencia que dejó huellas de ternura por su trato amoroso, de alegría por su sonrisa sincera y transparente, que reflejó paz interior y felicidad de haber elegido la vocación religiosa.

Como familia carismática, damos gracias a Dios por la vida y misión de nuestra querida Madre Catalina, y pedimos a María, Madre del Buen Pastor, que la conduzca hacia su Hijo, como era su esperanza.

Dale, Señor, el descanso eterno.
Brille para ella, la luz perpetua.
Su alma, por la misericordia de Dios, descanse en paz.
Amén.